Puños cerrados llenos de sonrisas abiertas

-¿Has perdido todas las sonrisas? Tengo una en el puño...
Y me mostraba su puño cerrado.
-Si quieres te la regalo, abro el puño y la coges al vuelo...
Y ella abría el puño y yo sonreía...Era automático...
Pero yo enseguida dejaba de hacerlo y ella volvía a la carga.
-Tengo otro puño y en él hay una sonrisa de oreja a oreja... ¿La quieres?
Y abría nuevamente el puño y yo sonreía de oreja a oreja...Jamás le falló el truco...
Jamás le faltaban sonrisas en los puños...

Y así, es como he aprendido que hasta los más desgraciados no pierden la sonrisa. Nunca pierdas tu sonrisa. Ha sido, es y será una de las cosas más valiosas que el ser humano posee. Es como... la magia que tenemos. Unos sabemos utilizarla, otros no, pero siempre se puede aprender. Con ella puedes alegrar los días a desconocidos, inspirar confianza a aquellos que temen o hasta enamorar a alguien. Ya sabes, nunca dejes de sonreír...


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